Finalmente nos reunimos a comer con mis amigas de toda la vida, Mechi, Bebel, María, Andy y Valeria. Por sugerencia de Bebel nos juntamos en Pipí-Cucú, un bistro bien vintage y bohemio (equilibradamente kitsch), que esta semi escondido en el limite de los barrios de Belgrano y Colegiales.
La ambientación esta lograda por un mix de objetos magistralmente seleccionados en algún mercado de pulgas cercano. Aristocrática vajilla, copas de cristal filigranadas, saleros y pimenteros de plata, aparadores antiguos... todo en su conjunto: brilla!!
La carta es corta pero la comida es perfecta! Probamos la ensalada de mollejas crocantes con rúcula, camembert tibio sobre pan de nuez, risotto de calabaza asada, pollo de campo con maíz y unos caserísimos postres (pastel de manzana con helado y torta de chocolate amargo). Un banquetazo!!
Luz de velas, confetti sobre las mesas, excelente servicio y música ecléctica, invitan a volver!!
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